Luisa Ortega y José Mato han superado su aerofobia. José Escudero no. Los tres trabajan en aeropuertos de Canarias y los tres han realizado los cursos que programa cada cierto tiempo Binter para vencer el miedo a volar.
Seamos machos y hablemos del miedo a volar. Este fue el título de un artículo escrito en la década de 1980 por Gabriel García Márquez, quien reconocía abiertamente el pánico que sentía cada vez que tenía que subirse a un avión. Esa misma fobia limita la vida de muchas personas, incapaces de coger un vuelo a pesar de conocer el altísimo grado de seguridad del transporte aéreo. Al igual que García Márquez, José Escudero, Luisa Ortega y José Mato han padecido este miedo tan reciente y que se incrementa cada vez que se suceden noticias sobre desgracias aéreas.
Luisa Ortega y José Mato han superado su aerofobia. José Escudero no. Los tres trabajan en aeropuertos de Canarias y los tres han realizado los cursos que programa cada cierto tiempo Binter para vencer el miedo a volar.
"Cada vez que pienso que tengo que coger un avión entro en un estado de ansiedad que me provoca taquicardias incontroladas", reconoce Escudero, quien paradójicamente se encarga de tranquilizar a los pasajeros con este mismo problema que pasan por el aeropuerto de La Palma. "Les invito a una tila, hablo con ellos y al final se calman y pueden coger el siguiente vuelo", explica José Escudero, capaz de descartar el avión que une en menos de una hora Gran Canaria con La Palma y realizar este trayecto a través de un larguísimo recorrido de enlaces en guaguas y barcos.
Subirse a un avión le supera, pero no siempre fue así. El miedo a los aviones también se aprende. "Suele darse en personas que han volado mucho y que de repente, por un acontecimientos especial, desarrollan esa fobia", explica Ascensión Vázquez, una de las dos psicólogas que imparten los cursos de Binter.
Luisa Ortega, empleada en el aeropuerto de Gran Canaria, contrajo el temor a subirse a un avión cuando nació su primer hijo. "Me encantaba viajar en avión y de pronto no me hacía ninguna gracia", reconoce. Sólo de pensar que tenía que embarcar, Luisa Ortega comenzaba a sentir inquietud, tensión, sudoración y una gran torpeza en sus movimientos.
Estos mismos síntomas padeció José Mato durante un tiempo. Como sus otros dos compañeros, Mato está más que acostumbrado a ver el trasiego de aviones que aterrizan y despegan en el aeropuerto de Los Rodeos. Él trabaja allí, ha superado su aerofobia y ahora es el máximo defensor de los cursos que organiza Binter y de la seguridad de los vuelos.
"Lo primero que tenemos que hacer es descubrir las ideas irracionales que traen los alumnos", explica Ascensión Vázquez. Además, las psicólogas enseñan unos ejercicios de relajación que los pupilos ponen en práctica cada vez que sufren un ataque de pánico.
"El miedo a lo desconocido provoca muchas veces estos estados", apostilla Andrés Ravelo, piloto con más de 30 años de experiencia que explica el funcionamiento de los aviones y responde a muchas de las preguntas de esas personas que aceptan que tienen un problema que les impide volar. Muchos recuerdan accidentes mortales de aviones vistos en televisión y otros admiten que se sienten vulnerables al estar entre las nubes.
Al no entender la tecnología y el funcionamiento del avión, "les preocupa cualquier ruido, cualquier turbulencia o el despegue y el aterrizaje", continúa Ravelo. "En la terapia vemos que las personas con aerofobia lo quieren controlar todo e inspeccionan hasta debajo de los asientos de los aviones", explica la psicóloga Marisol Jiménez. "Es cierto, cada vez que por obligación me subo a un avión llamó hasta al servicio de meteorología y me informó de todo tipo de detalles", admite Escudero. Tampoco oculta que a veces recurre a los tranquilizantes para pasar el mal trago de volar. Esa no es la solución, advierte Vázquez, al tiempo que anima a todas las personas que sufren este trastorno a sumarse al curso de 16 horas de Binter y que concluye con un vuelo del equipo entre Gran Canaria y Fuerteventura.
Fuente: http://www.laprovincia.es/
Índice 
